OS COMPARTO UN TEXTO QUE ESCRIBÍ EL 31/12/2020:
Mientras observo a mis peques comer un helado enorme de chocolate y una tarta de queso (individual) de cereza negra, me doy cuenta que al final toda la larga transición con ellas ha merecido la pena.
Siempre me preguntabais si eran veganas y siempre os contestaba que era yo quien había dado el paso y la gente se iba cuando no leían lo que querían.
Estoy muy orgullosa de ellas. No son veganas de nacimiento, ni si quiera de bebés, pero han ido trabajando su empatía y especismo, ese que yo misma fomenté cuando yo llevaba la venda que no me dejaba ver todo el sufrimiento animal.
Porque no es “no comemos animales porque lo dice mamá“… tampoco les he mostrado imágenes duras. Pero si les he contado la vida que llevan los animales.
El paso lo han dado ellas, al ritmo que han querido y cuando han estado preparadas.
Hemos ido a visitar a “sus amigas“ siempre que hemos podido. Sus amigas son vacas, viven en una granja lechera.. verlas les ha hecho entender que igual que ellas, todos los animales no humanos están sometidos al dolor y explotación.
A veces comían carne en casa de la abuela paterna (mientras yo estaba malita y su padre trabajando, prácticamente los ha criado), hasta que Jimena y Unai le dijeron que ya no querían comer más animales. Y así fue.
Este 2021 es su segundo año como veganas y llevan orgullosas esa etiqueta.
Así que, tenía que haber un post dedicado a Jimena y Unai.
Porque un futuro vegano es posible.
Gracias por leerme.
veganagram.wordpress.com 